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Caza el jabalí soñado durante el Blaser World Challenge

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Entre el 15 y el 19 de enero se celebró en Turquía la segunda edición del Blaser World Challenge. Cuatro días de caza sin cupo de piezas, ante jabalíes turcos y equipados por lo último de la firma germana. Y con un colofón de lujo, la caza de un ejemplar excepcional.

Las cartas de presentación del Blaser World Challenge no podían ser mejores:

  • Se unieron firmas de primera fila, como Excopesa, Iberalia Tv y Mid Asian Expeditions para la organización del evento.
  • Cada cazador recibió un completo equipamiento de la firma Blaser, valorado en más de 1.500 € y consistente en ropa Blaser de los modelos Argali Winter, RAM y Vintage, más las botas Blaser Winter.
  • Además, utilizarían los últimos modelos de rifle y óptica de la prestigiosa firma germana.
  • Cuatro apasionantes días de batidas sin cupo en una zona nunca antes cazada, que había sido reservada en exclusiva para esta edición.
  • Las cámaras de Iberalia Tv lo han grabado y han elaborado un programa apasionante.

Rumbo a Turquía

Seis cazadores aceptaron el desafío de los grandes jabalíes que les llevó a Turquía. Tomás nos narra cómo fue esta experiencia, en la que consiguió abatir el jabalí más grande que ha visto en toda su vida.

Tomás Romero se apuntó a la segunda edición del Blaser World Challenge en el último minuto. Un amigo suyo le animó a hacerlo, y tuvieron la gran suerte de que fueron seleccionados ambos para formar parte de una de las expediciones de caza más deseadas de cuantas se realizan.

Con la garantía de Blaser

Este cazador nunca había salido de España en un viaje de caza mayor, y nos ha confesado que le apetecía mucho formar parte de la expedición de Blaser: «Ir a un evento de esta magnitud y hacerlo con una marca que ofrece la garantía de ser una de las más prestigiosas del mundo fue lo que me motivó a intentar participar. Cuando me confirmaron que estaba dentro, recibí la equipación de Blaser, valorada en más de 1.500 euros y una comunicación de que utilizaríamos los rifles y la óptica de la firma durante los 4 días de caza. La ilusión y las ganas eran cada vez mayores».

Cuando llegó el momento, estaba emocionado. Ya en Turquía nos consultaron qué equipo preferíamos, y yo me incliné por el visor de batida.

Nieve y jabalíes

Fueron cuatro días de batidas. Se organizó una batida por la mañana y otra por la tarde. En principio se había pensado batir más veces el monte, pero, una vez en el cazadero, debido a la nevada que había caído y que nos cayó durante las primeras salidas, comprobamos que era imposible debido a la dificultad a la hora de movernos sobre tanta nieve.

Desde luego, pudimos testar a conciencia y en las peores condiciones imaginables el equipo Blaser, y no decepcionó a nadie.

Por la mañana, sorteábamos los puestos, que después íbamos rotando. Una vez colocados, los batidores, con los perros, entraban al monte y hacían su trabajo. No vi muchos batidores ni muchos perros, pero allí no hacía falta más. La densidad de cochinos era tan alta que con pocos efectivos se cumplía sobradamente.

Cuando nos colocaban, nos pedían que no disparásemos hasta que todo el mundo estuviera colocado, porque esto alertaría a los jabalíes.

La densidad de jabalíes era altísima. La zona en la que hemos cazado estaba prácticamente virgen. Limitaba con un parque natural donde no se había cazado.

El gran jabalí

En esta batida, dio la casualidad de que mi compañero, al que le había tocado en un puesto cercano al mío y llevaba un Blaser R8 Luxus, se confundió de rifle y cogió el mío, por lo que yo cacé con el Luxus. Esto fue una gran suerte, porque me apetecía probar este modelo.

Me colocaron en un camino, y me señalaron la zona por la que podían romper los guarros, a unos 700 metros de mi posición. Cuando comenzó la batida, por allí aparecieron los jabalíes. Llevaba el visor de batida, pero lo apoyé bien y apunté. Los dos primeros disparos dieron con dos jabalíes en el suelo.

Un disparo a 300 metros

De repente, escuché un aviso de uno de los turcos, del que entendí dos palabras: «big boar». Me costó serenarme. Imagina ver cómo aparece a 300 metros un animal enorme que sobrepasaba los 120 kilos de peso.

Cuando disparé, vi cómo caía. Todo el mundo dijo que estaba «caput», pero, tras unos segundos, el jabalí volvió a levantarse. Volví a apuntar y con el segundo disparo ya no volvió a moverse.

Allí comenzaron a abrazarme, pero yo no me daba cuenta del cochino que acababa de abatir. Para acertarle con el visor de batida a esa distancia, el cuerpo del cochino tenía que ser muy grande. Estaba a 300 metros, en una zona que a los batidores les costó llegar porque en el camino se hundían en la nieve hasta la cintura.

Calidad probada y contrastada

Pero la calidad de los visores me ha sorprendido mucho. Así como la de los prismáticos. Ha sido uno de los factores claves para que pudiera abatir este jabalí. Imagina si un visor de batida te ofrece esas prestaciones en disparos a estas distancias… La calidad es excepcional. Y sé de lo que hablo, porque soy óptico. Concretamente este visor de batida me ha dejado totalmente impresionado. De hecho, lo voy a comprar.


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