
Por esta razón, este año el periodo que se contempla para la realización de esperas o aguardos nocturnos es de cuatro meses. La orden de vedas lo detalla en su redacción:
«Como medida biosanitaria, de control de daños a la agricultura y a las especies silvestres y medida preventiva de accidentes de tráfico, es necesario reducir las poblaciones de jabalí, aumentando el periodo hábil de caza en los meses de junio, julio, agosto y septiembre, mediante la modalidad de esperas o aguardos en horario nocturno».
De esta manera, los aguardos de jabalí en las noches de los meses de verano pasan de permitirse en los meses de junio, julio y agosto a extenderse hasta fin de septiembre. El cazador continúa actuando como herramienta de gestión y control poblacional ante la preocupación de que el desequilibrio poblacional afecte como sucede en otras autonomías, como Andalucía, donde seis provincias han declarado la emergencia cinegética por daños del jabalí.