
El último censo ha sido elaborado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y sus datos han sido publicados esta semana. Revela que son nueve los núcleos más significativos para las poblaciones de avutarda, un ave que durante décadas fue mermando su número por causas como el abandono de las prácticas agrícolas tradicionales y el aumento de la mecanización del campo.
La sensibilización del sector agrario y los programas de recuperación han ido dando sus frutos y desde 2003 la tendencia está ligeramente inclinada hacia la recuperación de la especie.
Las grandes campiñas cerealistas se han convertido en los entornos preferidos por la especie. Los técnicos de la Consejería han definido dos subpoblaciones geográficamente diferencias: una al noroeste de Córdoba (Alto Guadiato y Pedroches Occidentales) y otra en el Valle del Guadalquivir (resto de núcleos al sur de Sierra Morena). En ellos se concentra más del 52 por ciento de los ejemplares censados.
Los datos del censo
Los datos facilitados por la Junta en nota de prensa detallan que al norte de Sierra Morena en Córdoba, la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Alto Guadiato acoge el 22 por ciento de la población de esta especie y los Pedroches occidentales el 18 por ciento, unos núcleos que suelen duplicar sus efectivos en periodos invernal como consecuencia de la entrada de aves procedentes de Extremadura y Castilla La Mancha.
El resto de áreas se localiza al sur de Sierra Morena, que constituye la subpoblación del Valle del Guadalquivir, donde destaca la ZEPA Campiñas de Sevilla con algo más del 30 por ciento de las avutardas. Le siguen, los núcleos de Porcuna-Baena (9%), Gerena-Campos de Tejada (8%) y Arahal-Carmona (6%), así como el Andévalo onubense, Bujalance o Écija-Santaella, cada uno de ellos con menos del cinco por ciento de los efectivos.
El resto de áreas se localiza al sur de Sierra Morena, que constituye la subpoblación del Valle del Guadalquivir, donde destaca la ZEPA Campiñas de Sevilla con algo más del 30 por ciento de las avutardas.
Sus amenazas
Como hemos adelantado, las sombras que se ciernen sobre la gran avutarda recaen en la transformación del sector agrario. Los cultivos de secano cada vez son menos y menores, siendo sustituidos por plantaciones de olivar y frutales. También se han reducido los linderos naturales, tan necesarios para albergar a las especies esteparias y ocultarlas de la vista de predadores y del paso de la maquinaria agrícola. Pero no debemos olvidar otras causas de mortalidad, como los vallados o los tendidos eléctricos.